martes, 2 de febrero de 2010

Mi viejo

Recostado en ese lecho del que apenas te levantas

pareces vivir la vida a través de los recuerdos

narras historias de un tiempo que quedó en la lejanía

con caracteres de cuentos de caballeros y hadas

Cuentas de tu niñez, cuando el cemento y las vías

apenas si dibujaban la ciudad donde vivimos

el canto del pregonero, que vendía por las calles

empujando su carrito y saludando a las vecinas

El diariero, el manicero, el hombre del organito,

el verdulero, el afilador, el que vendía los churros

y hasta aquellas lavanderas que llevaban sus atados

encima de sus cabezas demostrando habilidad.

Yo te recuerdo mi héroe cuando jugando pelota

nos hacías corretear prendido a tus pantalones

y me encantaba observarte en alguna actividad

reparando alguna cosa o fabricando un enser

Algún sacudón me diste cuando quedaba a la vista

alguna que otra macana producto de travesuras

¡cuantas veces enojado me reprendías de veras

por no obedecer las reglas que en la casa tu exigías

Fui creciendo y fui leyendo entre las líneas del tiempo

que mucha razón tenías en tantas cosas que hacías.

los consejos que me dabas, el ejemplo de una vida

llevada siempre ceñida a la moral y la ley

De religión nunca hablaste ni nos hiciste saber

pero nunca renegaste de quienes se atan a ella

tu vida fue religiosa, la familia religión

el trabajo y el saber fueron las sendas andadas

Amaste y enseñaste, el valor de la familia

y para mí fuiste ejemplo al enfrentarme a la vida

hoy te veo allí cansado con los años sobre ti

y sé que en cualquier momento te me vas a ir de aquí

Temo que llegue el día en que nos digas adiós

pero sé que lo harás de frente, sin tener que pedir perdón

tienes el alma pura como pocos en la tierra

y un corazón ya gastado de tanto brindar amor

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