miércoles, 3 de septiembre de 2014

ESPERANZA 08 -


 ESPERANZA


08  -

 

El rocío de la mañana nos dibuja una esperanza, un nuevo día se inicia, es otra oportunidad, de vivir buenos momentos, de encontrar lo que se busca, descubrir nuevos sabores que la vida nos esconde, nuevos aromas y sensaciones para poder disfrutar.

Quizás un día es un día, una gota más al mar, quizás no sientas el gozo de alguna nueva canción, mas te aseguro que allí, a la vera de tu senda, hallarás lo que buscabas sin saber  lo que buscas.

Cada día es algo nuevo, nunca igual a los demás, en la forma que lo vivas, de la manera que sientas, será el color con que pintes el trazo de tu existencia.

Suma los días, las horas, los pasos de tus andares y tendrás por resultado el peso de tu edad, mas si pones en la balanza los gusto que saboreaste, los besos y las pasiones que supiste abrazar, si recuerdas las poesías y las canciones de amor, tendrás como resultado el valor de tu existencia.

Llega la tarde y con ella el sol escribe en el cielo, una hermosa poesía con miles de tonos rojos, es su forma de anunciar que está terminando el día, se despide con altura, desplegando su armonía, depende de lo que tengas cosechado en éste día, que no tengas ni las manos, ni las maletas vacías porque entonces no podrás gozar de esa despedida, de una tarde como todas, de una tarde de tu vida.

La esperanza que despierta al despuntar la alborada, hay que darle de comer, la fe hay que alimentarla, no se puede dejar  ir, los sueños que ayer tuvimos, ni dejar morir la esperanza pues moriremos con ella.

Con la noche llega la calma y el descanso merecido, al entornarse los ojos para unirse con Morfeo, comienza el desfile de cosas que sucedieron de día, tal vez con una sonrisa te introduzcas de a poquito, en las sendas de los sueños que los dioses te deparen.

Mas depende del que siembra el fruto que se cosecha, si al querer cerrar los ojos los fantasmas arremeten y se meten en tus sueños impidiendo tu descanso y con gritos de terror acosándote en las sombras, te reclaman o te acusan por un acto del pasado, hay de ti pues la conciencia es el peor de los jueces, no perdona si te acusa, pues no le puedes mentir, es mejor arrepentirse para volver a empezar.

Luego, pasada la noche, comience un día más y con él, una esperanza, otra oportunidad, de darle al alma la calma, para la paz del final.

 

Julio Madriaga