lunes, 8 de febrero de 2010

POETA 64





¿Para qué escribir poemas y engrosar la papelera de ilusiones olvidadas?
Para aquel que intente compartir con él, los delirios resultantes de la mezcla de sueños, fantasías e ilusiones, entre la efímera y dudosa realidad que nos rodea, para quien osa dejar la realidad, e introducirse en los laberintos de la magia y el encanto dejándose cautivar por el hechizo de la rosa.
Para quien comprende a quien navega entre nubes de colores y bebe de las estrellas
¿Quién se anima a juzgar la cordura de un poeta, cuando navega o naufraga en su interior?
¿Quién se atreve a enamorarse del amor, de la vida, de las cosas más sencillas, de la fantástica sensación que es crear una ilusión, o sentir la necesidad de compartir sensaciones, o simplemente jugar con las palabras penetrando el laberinto de los sueños, caminando al borde, del hilo que separa, la realidad del delirio existencial?
¿Realidad delirante o delirio real? ¿Quién se atreve a comprenderlo, cuando sin motivo aparente, se regocija con la vida o con la muerte y con todo lo que ello significa?
Se ríe y se goza, de la vida o de la muerte, de las cosas pequeñas, de la humanidad y su hipocresía.
¿Quién se atreve a sentirse como él? ¿Quién sabe lo que siente un poeta cuando escribe lo que le dicta su alma? Las ninfas se introducen en la piel para escribir sin pensar en armonías y se goza de sentir lo que se siente
¡Y yo me siento poeta! , porque el placer es mío, porque gozo cuando escribo lo que siento, porque el sublime momento de escribir las sensaciones que emanan desde el alma y sentirlas brotar desde la sangre, es mío y el placer de compartir los frutos con el resto de la gente, es mío y me regocijo hasta las lágrimas al sentir lo que yo siento
Soy un enamorado de las cosas de la vida o tal vez decepcionado de la triste realidad y escondido entre las sombras de mi mente, mimetizo realidades con fantásticas visiones, transportando hasta la piel los sentimientos del alma.
Gozo del llanto como hago del canto, de la risa, del silencio del color o de la ausencia, no me siento un ser normal o parecido a la gente, aunque soy una persona que disfruta al divagar, yo soy como me siento, a veces cuerdo, a veces loco, apasionado y sincero, capaz de amar hasta el delirio, o de morir enfrentando a quien me hiera.
Amo la vida, y las cosas que con ella se conjugan y como no hay vida sin muerte la amo también a ella, porque supongo que allí, en su regazo sabré porqué mi vida pasé caminando hacia su encuentro donde todo se termina, o se inicia, dios sabrá y que imagino tan sublime y tan fugaz, como un orgasmo.

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