DESDE EL AYER
39
Aturdido por el canto de la vida,
no noté que empezaba a recordarte,
los pájaros jugaban a la mancha,
entre el enjambre de verdes en el prado.
Se colaba el sol entre las hojas
y me llegaba con la brisa de verano
una música de trinos y esperanzas,
colmándome de paz aquella tarde.
Embriagado con aromas y colores y el frescor
que me brindaba la arboleda,
comenzaba a recordarte
lentamente, como olas que llegaban desde lejos.
De la nada me llegaban a la
mente, las palabras que dijiste aquella vez,
la sonrisa dibujándose en tu
rostro y los besos que nos dimos tantas veces,
los poemas de amor que tú
escribías, en las hojas arrancadas al cuaderno
adolescencia que perdida ya en el
tiempo, inundaba los momentos de ternura
y el espíritu de jóvenes proyectos
que quedaron escondidos en el tiempo.
Que sencillo resultaba ser feliz,
con que poco conseguíamos la dicha,
solo vernos a los ojos nos
bastaba, para sentirnos por encima de la gente,
con un beso conseguíamos la
dicha, de sentirnos lejos de este mundo.
No recuerdo o no quiero recordar,
cuando fue que despertamos a la vida,
Me niego a recordar esos colores, que cambiaron nuestra forma de
sentir.
solo quiero recordar esos
momentos, que afloraron como sueños en mi mente
y mirando ese trocito de celeste,
donde parecen jugar aquellas nubes.
Saborearte una vez mas entre
recuerdos, embebido en el paisaje que te nombra
dormitar acariciado por la
esencia, de tus ojos que me miran desde el tiempo,
de tu voz que me susurra desde el
alma, poesías que me llegan del ayer.
Julio Madriaga