No
sé si te quiero tanto como quisiera quererte, sé, que con solo verte, siento
sanar mis heridas, eres calma en mi locura, cobijo en mis tormentas, te estás
volviendo un pañuelo donde enjugar mis lamentos.
Estás
en esos momentos cuando más te necesito y sin pedir nada a cambio te has
encargado de mí. Tengo miedo de no amarte y pagarte con desdén, tengo miedo de
no darte lo que me pide tu piel, tengo miedo porque herido mi corazón se
desangra y el otoño está llegando a mí ser ya castigado y tal vez solo cenizas
puedan quedar para ti.
Creo
que no mereces ser quien junte mis retazos, siento que debes marcharte para
buscarte un lugar, donde te den el amor que a ti te tienen que dar, en pago por
la ternura con que me sueles tratar.
Mas
no quiero que te vayas pues tengo miedo al silencio, tengo miedo de estar solo
como cuando me encontraste, tengo miedo de llorar otra vez por mis miserias y
no tenerte a mi lado para calmar mi ansiedad.
En
suma, te quiero amar, te quiero amar con locura, quiero amarte porque siento,
que ya eres parte de mí, porque estás siempre conmigo, cuando más te necesito, cuando
despierto o me duermo, cuando lloro, cuando canto,
cuando río, o respiro, cuando escribo una canción, y estás allí cuando despierta mi cuerpo en sensaciones, solo quisiera
pagarte, que recibas lo que das.
No
sé si seré capaz de darte lo que mereces, en amor, en sentimiento, en ternura,
en pasión, devolverte al fin con creces todo el amor que me das, yo no puedo
prometerte que te amaré hasta la muerte, solo sé que trataré de devolverte el
calor que me entregaste al instante en
que me hallaste herido.
Tus
manos, amiga mía, fueron caricias de
madre, de amante, de compañera, un mundo de cosas nuevas, que van creando en mi
ser, un sin fin de sensaciones.
Temo
por ti cuando llegue a hallar la paz que yo busco, temo de mí, pues soy débil
ante la piel que me roza, temo que tema quererte por el temor de perderte y no
me anime llevarte conmigo hasta mi muerte.
No
debería pedirte más cosas de lo que das, mas siento necesidad de pedirte
una cosa más, que me enseñes a quererte
sin pedir, tan solo dar.
Julio
Madriaga